Déjame que lo intente, déjame que te escriba mis recueros, aunque muchos de ellos, la mayoría, sean también tuyos. Y si en algún caso no coinciden, si en algún caso mis recuerdos son distintos a los tuyos, será porque el polvo del olvido no sólo los cubrió, sino que además, de tanto tiempo cmo estuvo cubriéndolos, escondiéndolos, los pervirtió. Quizá por eso algunos hicieron tanto esfuerzo para que el polvo cubriera los recuerdos, porque tenían la esperanza de que con el tiempo el polvo del olvido los pervirtiera, pero eso ahora da lo mismo, ahora lo que importa es que los recuerdos vuelvan, vuelvan con nosotros y los hagamos nuestros, y así, de una vez por todas los podamos asumir, y una vez asumidos los podamos superar, todos, unos y otros, los buenos y los malos. Y, ¿quién sabe?, quizá cuando los hayamos superado, todos, cuando hayamos pasado el duelo, cuando reconozcamos que hubo una perdida, ya irreparable, encontremos el perdón.
19 de marzo de 2012
7 de marzo de 2012
Hoy hace diez años.
Cada día está lleno de encrucijadas que condicionan tu camino. Lleno de circunstancias, situaciones, incluso decisiones, algunas azarosas, que pueden cambiar tu vida de forma insospechada. Aunque muchas de estas encrucijadas te puedan parecer banales a priori, nunca sabes en cuál de ellas tu vida tomará unos derroteros inesperados que te condicionarán ya para siempre, nunca sabes cuál de los naipes será el que derrumbe el castillo.
Hoy hace diez años un hecho cambió mi vida de una forma que entonces no imaginaba, aunque sólo sea que por primera vez sentí la necesidad de escribir para liberar algo que tenía dentro.
Hoy hace diez años un hecho cambió mi vida de una forma que entonces no imaginaba, aunque sólo sea que por primera vez sentí la necesidad de escribir para liberar algo que tenía dentro.
Con la imagen aún impresa de tu mirada perdida,
y el recuerdo imborrable del trasiego a tu lecho,
custodio tu descanso desde el quicio de la puerta.
El respirar agotado, reiterada estrofa de una canción última.
Un torrente de espasmos irrumpe en tu sueño,
y recorro la casa buscando en vano un esquivo auxilio,
y te aclamo, y te imploro, y me aferro a tu cuerpo yermo.
Y tu último aliento se escurrió entre mis brazos.
Ahora soy un estéril cazador de recuerdos,
ávido de imágenes que me devuelvan tu presencia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)